Tus audífonos suponen una inversión importante y están diseñados para ser fiables y duraderos, un correcto mantenimiento es clave para su óptimo funcionamiento y para alargar su vida útil.
La limpieza de los audífonos debe producirse a diario, tras su uso, con un paño seco y suave. Los intrauriculares son los que más sufren los efectos del cerumen y la suciedad, ya que el audífono se encuentra dentro del canal auditivo, y si no se limpia suficiente o correctamente, el cerumen podría bloquearlo e impedir el paso del sonido. Debemos sustituir el filtro anticerumen cuando se tapone o cuando el sonido del audífono no sea normal.
Y dado que tienen dispositivos electrónicos, no pueden lavarse ni sumergirse en agua, ni deben limpiarse con sustancias abrasivas. Lo mejor es utilizar los productos especiales para ellos. Deje secar sus audífonos limpios durante una hora.